domingo, 10 de julio de 2016

Desnuda.

Me tomé una foto. Era una foto en donde me veía feliz pero, en donde mostraba mis mayores inseguridades.
Era una foto de mi rostro con una gran sonrisa. Cuando vi mi sonrisa, mi rostro, mi cabello; empecé a contar uno a uno las imperfecciones, los errores, lo que no me gustaba.
Uno a uno mentalicé que no me gustaba, que no quería que estuviera ahí, que sería mejor...
Me comparé, me juzgué.

¿Y porqué? ¿Porqué si igual hay alguien más que tiene los dientes torcidos y aún así sonríe?
Vi la foto y pensé que todo eso no importaba, vi la foto y me sentí segura.
Dejé de contar los defectos, los errores. Me vi al espejo y me dije que era bonita. Por que al final tengamos o no alguien a la par que nos diga que somos bonitos lo que importa es que seamos nosotros los que pensemos eso.

Me miré y dije que era bonita, y me empecé a desnudar. Me quite todas esas blusas de miedo, los pantalones de inseguridad y me quedé solo con mi opinión.

Y entonces me tomé una foto, así, desnuda. Vestida sólo con mi seguridad.
Vi la foto y conté una a una mis virtudes. Noté que en esa foto me veía más feliz. Pensé en porque yo me amaba y pensé en que yo iba primero y decidí que desde ahora iba a andar siempre en la calle así...

Desnuda.